Cada vez más conductores optan por envolver sus llaves del coche en papel de aluminio, y no es una excentricidad pasajera. La razón es técnica y simple: protegerse de los robos electrónicos que explotan la comunicación inalámbrica de los sistemas de acceso sin llave. En Noruega, donde esta práctica se ha popularizado, los expertos en seguridad avalan su eficacia y su bajo coste. Lo sorprendente es que un recurso tan doméstico pueda frenar ataques con herramientas mucho más sofisticadas.
Por qué el papel de aluminio funciona
Las llaves modernas emiten señales por radiofrecuencia que permiten a la vehícula reconocerlas a corta distancia. Esa comodidad también abre una puerta a la delincuencia, que intenta capturar o amplificar la señal a distancia. El papel de aluminio, al envolver completamente la llave, actúa como una especie de jaula de Faraday. Esta barrera metálica bloquea los campos electromagnéticos, impidiendo que la señal salga y sea clonada.
Pruebas realizadas por técnicos de seguridad muestran que un simple doble pliegue de aluminio reduce la potencia de la señal hasta volverla ilegible para los equipos de ataque. La relación coste-beneficio es difícil de superar: unos céntimos de material frente a bolsillos RFID más caros. Para el uso en el hogar o en un hotel, el aluminio ofrece una protección inmediata, discreta y portable.
“Con métodos tan sencillos como envolver la llave, se interrumpe la ruta más habitual del robo por relay”, señala un especialista en ciberseguridad automotriz. “La clave es romper la cadena de comunicación antes de que los delincuentes la exploten”.
Cómo operan los ladrones hoy
El ladrón de hoy rara vez lleva palanca, sino antenas y repetidores. Un atacante se acerca a la vivienda con un dispositivo que capta la señal de la llave incluso a varios metros, mientras un cómplice espera junto al coche. El aparato amplifica la señal y el vehículo cree que la llave está cerca, desbloqueando puertas e incluso permitiendo el arranque.
La velocidad de estos ataques es alarmante: en menos de un minuto el vehículo puede estar en marcha sin dejar rastro de forzamiento. Esto complica los reclamos de seguro y retrasa la investigación. Los modelos con acceso sin llave son los más vulnerables, pero cualquier sistema que emita RF está expuesto a intentos de interceptación.
Signos comunes que los propietarios suelen ignorar:
- Manillas que se abren sin motivo aparente al acercarse con la llave en casa.
- Antenas o individuos merodeando cerca de la vivienda por la noche.
- Interferencias inusuales en otros dispositivos inalámbricos cercanos al vehículo.
- Avisos de alarma que se activan y desactivan sin causa clara.
Medidas prácticas y alternativas
Aplicar el aluminio es fácil: recorta un trozo, envuelve toda la llave y dobla para crear una barrera más densa. Ten presente que, mientras esté envuelta, la llave no funcionará; al salir, desenvuélvela solo cuando vayas a conducir. Muchos usuarios solo la protegen cuando están en casa o en un hotel, que son los momentos de mayor riesgo.
Si buscas algo más práctico, existen fundas con blindaje RFID que bloquean señales sin necesidad de envolver y desenvolver a diario. Son más cómodas y duraderas, aunque su precio es superior. Para una defensa por capas, combina protección electrónica con barreras físicas como bloqueos de volante o cepos de rueda. Incluso si logran vulnerar la señal, encontrarán obstáculos que consumen tiempo y disuaden el robo.
Los rastreadores GPS y los sistemas de inmovilización remota añaden otra línea de defensa. Si el vehículo llega a ser sustraído, estas soluciones facilitan la recuperación y brindan información útil a las autoridades. Actualiza con frecuencia el software del vehículo y revisa los ajustes de privacidad, porque muchos modelos reciben mejoras contra ataques inalámbricos.
Buenas prácticas diarias y mitos
Evita dejar la llave cerca de puertas o ventanales, donde la señal es más capturable. Guarda las llaves de repuesto con el mismo nivel de protección, no en cajones cercanos a la entrada. Si usas el móvil como llave, activa el bloqueo biométrico y la opción de desactivar llaves digitales cuando no las utilices.
No caigas en dos mitos frecuentes: que un microondas apagado es una jaula fiable (no lo es como práctica de rutina), o que con apagar el sistema “keyless” basta en todos los modelos (en algunos, la emisión persiste parcialmente). La regla de oro sigue vigente: bloquea la señal y añade barreras físicas.
En última instancia, la defensa más efectiva es una estrategia por capas, donde el aluminio es la primera y más asequible barrera. Con pequeños hábitos y herramientas adecuadas, puedes reducir de forma drástica el riesgo de robo y proteger una de tus inversiones más valiosas sin grandes gastos ni complicaciones diarias.