Duchas de agua fría en temporada fría, ¿tiene beneficios?

Darse una ducha con agua fría en los meses fríos puede considerarse un hecho de valentía o de pobreza. Pues, la mayoría de los mortales que pasan por el agua al menos una vez al día prefiere lavarse con agua caliente. No obstante, la tendencia está cambiando desde que se conocen los múltiples beneficios de meterse en una bañera a baja temperatura.

Dr_verde 06-06-2022 18:11:25

El empleo de agua fría o hidroterapia ya era usado hace siglos por el médico de la Antigua Grecia, Hipócrates. El considerado padre de la Medicina acostumbraba a echar mano de los baños de agua a baja temperatura para tratar las enfermedades más graves. La mayoría de los estudios de exposición al frío implican la inmersión del enfermo en agua a baja temperatura, pero también existen métodos alternativos de terapia con agua helada, como baños y duchas frías, que parecen tener efectos similares. Un reciente estudio descubrió que aquellos que se ducharon con agua helada tenían un 29% menos de enfermedades, como un resfriado, que los que no lo hicieron. No obstante, ante cualquier duda consulta con el médico.

La exposición al frío, la clave:

Durante siglos se ha afirmado que una habitual exposición al frio proporciona numerosos beneficios para el que lo realiza. Los más destacados son los siguientes:

Mejora el sistema inmunológico. Uno de los claros beneficios de los baños de agua fría es la mejora del sistema inmunológico. Las duchas heladas contraen todo el cuerpo, mejorando notablemente el sistema linfático, el encargado de combatir las infecciones.

Mejor circulación. El H2O frío aumenta la frecuencia cardíaca y flexiona los músculos, los cuales se llenan de sangre, al igual que los órganos vitales. Todo ello mejora notablemente la circulación.

Un estado emocional más sano. Las duchas frías liberan componentes químicos en el cerebro que mejoran el estado de humor, disminuye la ansiedad y el estrés y son un remedio estupendo para tratar enfermedades mentales como la depresión. También mejoran la capacidad de asumir y controlar el estrés y aumenta la calidad del sueño.

Aumento de la energía. Se percibe un incremento considerable de los niveles de energía, después de que las terminaciones de la piel se activen.

Mejora de la piel. El agua caliente abre tus poros y el agua fría los cierra, lo que mejora el aspecto de la dermis. Esto es aplicable al cabello, que con el agua fría además aumenta en brillo y previene la caída.

Si quieres reducir la inflamación y que tu piel luzca más lisa y saludable, prueba a tomar una ducha fría. Se verá menos hinchada gracias a los efectos antiinflamatorios del frío.

Si tienes eccemas, sufres de psoriasis, tienes una quemadura solar o presentas una reacción alérgica, una ducha fría te puede ayudar a calmar la piel. El agua fría ayuda adormecer la sensación de picazón y calmar la piel irritada, mientras que una ducha caliente puede hacer que la piel sea aún más sensible.

Aumenta el metabolismo. Además de todo ello, las duchas frías aumentar el metabolismo y consumen muchas calorías, ya que el cuerpo trata de conservar su temperatura corporal. Esto se está estudiando actualmente por el estímulo del agua fría sobre la grasa marrón que tenemos, para ayudar en el mantenimiento y baja de peso o grasa corporal.

Mejora la salud intestinal. Cuando tomas una ducha fría, la frecuencia cardíaca se acelera y la circulación general mejora; Cuando se activa la circulación, se activa la desintoxicación, junto con los beneficios para el sistema digestivo. 

Influye en la fertilidad. La caída en la producción de esperma de los hombres está muy relacionada con las altas temperaturas. Por ello, el agua fría será un buen aliado para fomentar la producción de éste.

¿Cómo iniciarse en esto?

Los diez primeros días puedes comenzar con 2 minutos bajo el agua fría. Comprobarás que sentirás una sensación de felicidad y adrenalina. Una vez superado los diez primeros días, comenzarás a adaptarte e inclusive a disfrutarla.

En primer lugar, es importante saber cómo darse una ducha de agua fría de manera adecuada. No es recomendable ponerse debajo el grifo con el agua helada, sino que hay que empezar con agua tibia e ir bajando la temperatura poco a poco.

De esta forma, tu cuerpo se irá acostumbrando de manera progresiva y no pasarás un mal rato. Y es que un cambio brusco de tu temperatura corporal no es bueno.

Fuente: Diario21.tv, Medline Plus y Archivo personal

Consultor Medico: Dr. Rene A. Triviño G. - M.P. 5812 - Medicina Integrativa



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