La fiebre por los objetos de segunda mano ha convertido algunas piezas domésticas en auténticas tesoros. Entre ellas destaca una discreta vasija de IKEA que muchos tuvieron en casa sin pensarlo: la Skamt. Lo que fue un adorno asequible se ha transformado en un icono de nostalgia, con precios que hoy superan con creces su coste original. Su resurgir refleja el poder de la memoria colectiva y la lógica del mercado vintage.
Un icono inesperado: la Skamt
A finales de los 90 y principios de los 2000, la Skamt era un básico en innumerables hogares nórdicos. De silueta esbelta y colores vivos, encajaba en casi cualquier ambiente y permitía jugar con combinaciones múltiples. Su precio bajo invitaba a comprarla en serie, algo que muchos hicieron coleccionando tonalidades a juego con cada estancia.
La paleta fue amplia: rosa intenso, naranja, amarillo, lila, verde y azul. Precisamente esa diversidad la convirtió en un objeto “cameleonico” y altamente fotogénico. Con la descontinuación del modelo, la demanda se trasladó al mercado secundario, donde la oferta es limitada y la nostalgia pesa.
Del low-cost al objeto de colección
Cuando un producto popular deja de fabricarse, se activa un mecanismo clásico de escasez y deseo. La Skamt pasó de accesorio cotidiano a pieza con historia, capaz de conectar a su dueño con una estética muy concreta de los años noventa. En el valor actual se mezclan memoria, diseño minimalista y rareza percibida.
"No es solo una vasija, es una cápsula de tiempo que nos recuerda cómo decorábamos y vivíamos."
Ese componente emocional se traduce en euros y coronas en plataformas de subastas y portales de segunda mano. Lo que antes costaba poco, hoy puede alcanzar una cifra varias veces mayor. El fenómeno ilustra cómo la cultura popular revaloriza objetos aparentemente banales.
Precios que sorprenden en el mercado de segunda mano
En sitios como Finn, eBay o tiendas vintage, la Skamt aparece con etiquetas que hacen mirar dos veces. Un ejemplar rosa puede venderse por alrededor de 250 coronas noruegas, mientras que parejas del mismo color superan con facilidad las 300. Los lotes completos de nueve o diez piezas, según estado y combinación, oscilan entre 750 y 3500 coronas.
La clave está en la condición y la coherencia del conjunto: cuanto más homogéneo y mejor conservado, mayor el precio. También influye la rareza de ciertas tonalidades, que despiertan el interés de coleccionistas atentos a los detalles originales.
- Verifica que no haya golpes ni desportillados.
- Limpia con cuidado para preservar el brillo original.
- Fotografía en fondo neutro con buena luz.
- Especifica color, medidas y estado con total transparencia.
- Agrupa por parejas o sets para maximizar el valor.
Otros clásicos cotizados de IKEA
La Skamt no está sola. Entre las luminarias, la Skojig de Henrik Preutz ha escalado en demanda, con ventas entre 450 y 750 coronas según estado. La lámpara Likta, en versiones bien cuidadas, puede alcanzar cifras cercanas a las 1000 coronas, impulsada por su aire retro.
En muebles, las piezas de los 60, 70 y 80 concentran el mayor interés. La silla IMPALA, diseñada por Gillis Lundgren y lanzada en 1972, es el ejemplo más rotundo: lo que fue una compra modesta se ha adjudicado recientemente por 23 000 coronas en plataformas especializadas. Es una señal clara de cómo la historia de IKEA se ha convertido en patrimonio de diseño con mercado propio.
Cómo reconocer potencial de revalorización
No todo lo antiguo vale, pero hay patrones que ayudan a detectar futuras subidas. La descontinuación, una estética distintiva y una comunidad activa de fans son señales poderosas. Si además existe variedad de colores o series, la pulsión por completar colecciones impulsa la demanda.
Las piezas con fuerte identidad visual y fácil identificación por nombre tienden a moverse bien. Un diseño fotogénico y una narrativa asociada a una época concreta añaden atractivo. La documentación —catálogos, etiquetas y fotos de época— refuerza la propuesta de valor.
Rebusca en el altillo: podría haber un tesoro
Quien haya vivido aquellos años quizá conserve una Skamt en el trastero, junto a otros accesorios olvidados. Antes de donar o tirar, conviene revisar y comparar precios en portales de segunda mano. A veces, un simple jarrón es la llave para financiar una nueva pieza o un rincón reinventado.
El auge de estos objetos revela un cambio en cómo entendemos el valor. Lo cotidiano se transforma en símbolo de una estética y una época, y esa conexión emocional encuentra su reflejo en el mercado. La lección es clara: cuidar lo que tenemos hoy podría ser la mejor inversión del mañana.