¡Adiós definitivo a las hortensias! La impactante razón por la que los jardineros expertos aconsejan evitarlas

24 noviembre, 2025

Las hortensias han sido durante años un símbolo de patios frescos y veranos suaves, pero cada temporada más jardineros optan por retirarlas o reemplazarlas. No es una moda pasajera: el clima se ha vuelto más extremo y las exigencias de agua y cuidados las convierten en una opción cada vez menos sostenible.

El clima ya no acompaña

Las hortensias necesitan humedad constante y temperaturas moderadas, dos condiciones menos frecuentes en gran parte de la península. Las olas de calor aceleran la evapotranspiración y provocan quemaduras en hojas y sépalos. En balcones o patios soleados, un día de 40 °C puede arruinar una planta entera.

Las sequías prolongadas obligan a un riego diario en verano, algo difícil de sostener con restricciones y tarifas en alza. Incluso en sombra luminosa, el viento cálido deshidrata el follaje con rapidez y el suelo pierde humedad a un ritmo superior al que la planta puede absorber.

“Este año hemos visto hortensias perfectas en mayo y totalmente deterioradas a mediados de julio; el riego extra ya no es suficiente”, comenta la paisajista Laura Gómez.

Costes ocultos de mantenimiento

Además del agua, las hortensias requieren un manejo técnico que no siempre compensa. La floración depende del pH y del hierro disponible; si el suelo se alcaliniza, los colores pierden intensidad y aparecen clorosis persistentes. Corregirlo implica enmiendas ácidas, riegos con agua descalcificada y controles periódicos del sustrato.

El calor favorece hongos como el oídio y plagas como pulgones y cochinillas. El control ecológico exige constancia, y el químico añade costes y riesgos para polinizadores. A esto se suman podas precisas, abonados regulares y la necesidad de sombra parcial que limita su ubicación en jardines pequeños.

“Los clientes piden plantas que sobrevivan a un fin de semana sin riego; las hortensias ya no entran en esa categoría”, resume el viverista Carlos Martín.

Alternativas que ganan terreno

Muchos paisajistas están virando hacia especies mediterráneas o xerófitas que aguantan sol, calor y escasez de agua. Ofrecen color, estructura y biodiversidad con un gasto hídrico muy inferior.

  • Lavanda: muy aromática, resistente al calor y gran imán para abejas.
  • Santolina: follaje gris decorativo, porte compacto y riego mínimo.
  • Adelfa: floración abundante, tolerancia a sequía y salinidad costera.
  • Durillo: hoja perenne, floración invernal y buen comportamiento en sombra luminosa.
  • Buddleja: crecimiento rápido, racimos vistosos y mariposas en verano.

Estas opciones ofrecen una paleta estable en climas cambiantes, reducen el consumo hídrico y mantienen el jardín atractivo sin sobrecostes. Combinadas con gravas, acolchados y riego por goteo, resultan aliadas de un diseño más resiliente.

Señales de que tu hortensia está sufriendo

Detectar a tiempo el estrés puede salvar la planta o ayudarte a decidir un reemplazo.

  • Hojas con borde pardo y textura crujiente tras días de calor.
  • Capítulos florales que se caen antes de abrir por deshidratación.
  • Brotes nuevos lánguidos pese a riego frecuente.
  • Hoja verde pálida con nervios oscuros por clorosis.
  • Aparición recurrente de oídio en sombra mal ventilada.

Si no quieres renunciar a ellas

Quienes siguen apostando por hortensias han cambiado su estrategia. La ubicación es clave: sombra mañanera, orientación norte y protección frente a viento caliente. Un acolchado grueso de corteza o ramilla reduce la evaporación y mantiene el suelo fresco.

El riego por goteo con pulsos cortos varias veces al día estabiliza la humedad sin encharcar. Emplea agua de lluvia o filtrada si tu red es muy calcárea. Enmienda el sustrato con turba rubia o fibra de coco con azufre elemental y, si buscas azules vivos, dosifica sulfato de aluminio con prudencia.

Elegir especies más tolerantes ayuda: Hydrangea paniculata y H. arborescens soportan mejor el sol tamizado que H. macrophylla. En maceta, usa contenedores grandes con drenaje perfecto y trasplanta cada dos o tres años para renovar raíces y sustrato.

Un cambio de filosofía

El jardín actual prioriza el ahorro de agua, la protección de polinizadores y la resiliencia ante picos térmicos. En ese marco, las hortensias pasan de ser “protagonistas” a piezas puntuales dentro de un conjunto más robusto. Integrarlas con masas de lavandas, gramíneas y arbustos perennes permite conservar su encanto sin hipotecar el mantenimiento.

Como resume Carlos Martín: “Las hortensias no desaparecen, pero su lugar es el de una joya bien cuidada, no la columna vertebral del jardín”. La belleza sigue ahí; lo que cambia es la estrategia para disfrutarla sin ir contra el clima ni contra tu bolsillo.

Camila Torres

Camila Torres

Soy periodista y redactora en Diario22.ar, apasionada por las historias que conectan la actualidad con la gente. Me formé en comunicación social en Buenos Aires y desde entonces busco darle voz a lo cotidiano, con una mirada curiosa y humana. Creo que el periodismo no solo informa: también inspira y transforma.

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