1. La ira perjudica tu salud.- Estudios realizados por investigadores del Duke University Medical Center, de Durham, Carolina del Norte, han encontrado una elevación del 19% en el riesgo de enfermedad coronaria. La ira aumenta la liberación masiva de hormonas del estrés, que afectan al sistema cardiovascular,  aumenta la frecuencia cardiaca, la presión arterial, aparece insomnio, e incluso la probabilidad de que puedas sufrir un infarto de miocardio.

2. La irá resta tus facultades cognitivas.- Cuando la furia se apodera de ti, se activa tu zona cerebral más primitiva, lo que se traduce en desventaja para razonar, atender, deducir etc. Por eso, en esos momentos notas que te cuesta escuchar, dialogar, negociar y generar pensamientos racionales.

3. La irá hace que te tengan miedo.- Si me siento intimidado por tu cólera, tenderé a huir de ti, procuraré evitarte. Incluso en el caso de que me pidas algo y yo acceda a complacerte, lo más probable es que lo haga por miedo a tu reacción de ira, no desde la libertad y el convencimiento de lo que me propones. Tus vínculos familiares, laborales y sociales pueden perder autenticidad.

4. La irá contamina la comunicación.- El cerebro nos hace priorizar y desviar nuestra atención hacia lo urgente y llamativo, y si detectamos un peligro tendemos a ponernos a salvo, minimizando la percepción de todo lo demás; Y lo que querías transmitir pierde fuerza y credibilidad.

5. La irá origina más irá- Ante una amenaza reaccionamos huyendo o atacando, y esta segunda opción convierte el diálogo en una escalada de agresividad, un círculo vicioso del cual es muy difícil salir una vez que se ha desencadenado la reacción.

¿Qué podemos hacer para evitar enojarnos?

Si se conocen bien las situaciones que desencadenan de ira, es conveniente hacer todo lo posible por evitarlas, pero si no ocurre así, lo vital es controlar al máximo las reacciones agresivas o retirarse de la escena, recordando que siempre habrá tiempo para aclarar las cosas.

Las molestias acumuladas a diario, deben canalizarse con alguna actividad física, arte, escuchar música, yoga, hobbies, sociabilizar con la familia y amistades, etc.  

Quizás  sientas que no podrás lograr lo que quieres, o que los demás te ponen trabas en el camino, ubica esas sensaciones como retos más no como peligros. Activa la tolerancia hacia los demás, descubre la perspectiva de los otros, recuerda que cada quien tiene su historia, y realmente muy poco de lo que sucede a tu alrededor es personal o en tu contra. Debemos evitar plantear las relaciones interpersonales como un juego en que se gana o se pierde.

Si tu molestia creció porque  alguien está pasándose de listo, es porque tal vez no pusiste los límites a tiempo, es decir no aclaraste qué vas a permitir y qué no, antes de que te sientas ultrajado en tus derechos.

Cuando estamos agotados física o mentalmente, nuestras reacciones de ira y los impulsos agresivos son más frecuentes y tenemos menos herramientas para gestionarlos. Por este motivo es necesario descansar y dormir las horas necesarias: tanto en el plano cuantitativo (dormir mínimo 8 horas) como en lo cualitativo (descansar bien).

Demás está  decir que si no puedes controlar estas emociones por ti solo, es conveniente recurrir a la consulta médica correspondiente.

Fuente: Diario21.tv, Medicine Plus y Archivo personal

Consultor Medico: Dr. Rene A. Triviño - M.P.5812 - Medicina Integrativa