Ferrari sostuvo que entre el 11 y el 25 de noviembre de 2020, Maradona permaneció en su hogar sin estar en pleno uso de sus facultades mentales y sin la posibilidad de tomar decisiones sobre su tratamiento. Según la acusación, la internación domiciliaria fue impuesta sin garantías médicas adecuadas, lo que habría sido determinante en su fallecimiento. Además, apuntó contra los profesionales que lo asistieron, a quienes describió como un "equipo de improvisados".
El fiscal calificó la atención brindada al ídolo como "calamitosa, temeraria y sin precedentes", afirmando que no existió ningún tipo de control adecuado durante ese período crítico. También remarcó que la falta de acciones preventivas convirtió la situación en una tragedia que, según él, pudo haberse evitado. A lo largo del juicio, se debatirá la responsabilidad de los médicos y cuidadores que estaban a cargo de la salud de Maradona en sus últimos días.
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