Uso potencial de la cáscara
Tanto la pulpa de mango como su cáscara representan una fuente de compuestos con potencial nutracéutico, no solo por su excelente contenido de fenoles y de fibra, sino también por su efecto sobre ciertas patologías y por su valor funcional y nutricional.
Algunos estudios han evaluado la capacidad antitumoral (leve), de compuestos fenólicos (el ácido gálico y los galotaninos) presentes en el mango, contra distintos tipos de cáncer (colon, páncreas, mama, pulmón, próstata e hígado)
También se determinó el potencial prebiótico de la cáscara de mango, ósea que puede promover el crecimiento de la microbiota intestinal (Bifidobacterium, Bifidobacterium y Lactobacillus). Que cumple importantes funciones benéficas en el cuerpo.
La cáscara de mango es rica en fibra dietaria (pectina, celulosa y hemicelulosa), proteínas, azúcares, compuestos bioactivos y fenólicos. Este tipo de fibra hace que sea ideal para prevenir y aliviar problemas digestivos y padecimientos como el estreñimiento.
Se han realizado estudios en animales con prediabetes y diabetes para probar la efectividad de la cáscara de mango y sus compuestos fenólicos. Recientemente se reportó que compuestos como la mangiferina, ácido gálico y quercetina, pueden disminuir los niveles de glucosa en sangre hasta en un 25 %, así como normalizar la insulina y la captación de glucosa.
También, se ha analizado el perfil químico de la cáscara de mango, así como un perfil mineral (K, Mg, Ca, Na, Cr, Cu, Fe y Mn) que concluyó que la cáscara de mango es una fuente potencial de minerales.
Por otro lado, esta cáscara es portadora de una dosis importante de vitamina C, nutriente con efectos antioxidantes que ayudan a prevenir los efectos generados por los radicales libres en la piel, previniendo el envejecimiento.
Además, posee pectina de buena calidad; La cual es un compuesto que se utiliza ampliamente en las industrias cosmética, farmacéutica y alimenticia en la elaboración de mermeladas, bebidas, conservas, salsas, yogures, jugos, helados, repostería, entre otros. Su característica principal es que actúa como gelificante natural, además de presentar propiedades espesantes, emulsificantes y estabilizantes en solución acuosa al tratarse de un hidrocoloide.
¿Entonces?
A mucha gente no se le ocurriría comerse la piel del mango, pero debería. No sólo es comestible, sino que además es rica en vitamina C, carotenoides, fibra y otros antioxidantes. Y es una buena fuente de pectina, una fibra soluble viscosa que ayuda a reducir los niveles de colesterol y ralentiza el vaciado gástrico, por lo que uno se siente lleno durante más tiempo.
Tambien la cáscara de mango posee propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y cicatrizantes.
Puedes cortar un mango en trozos y comértelo con piel. O cocinar con él, dado que la piel del mango puede ser un poco amarga, puede mezclársela en un salteado junto con parte de la pulpa dulce del mango para equilibrar el sabor.
También se puede preparar té de cáscara de mango: Lava las cáscaras de mango, cortar las cáscaras en tiras o trozos pequeños, pon a hervir agua en una olla, agrega las cáscaras de mango cortadas y deja hervir por 10 a 15 minutos, apaga el fuego y deja reposar el té, filtra las cáscaras de mango con un colador.
Precauciones:
Algunas personas son alergicas a los compuestos de la cascara y pueden experimentar reacciones como sarpullido, picor en la boca o la garganta, o hinchazón de labios, cara y ojos. Así que procede despacio al comer una cáscara de mango para estar seguro de que te sienta bien.
Fuente: Diario22.ar, Medline Plus y Archivo personal
Consultor Medico: Dr. Rene A. Triviño G. - M.P. 5812 - Medicina Integrativa