Las hembras, que son las únicas que pican, necesitan de ese aporte proteínico para madurar los huevos que incuban en su abdomen.
Entonces, ¿qué ven los mosquitos en nosotros?
Lo primero que atrae a las hembras de mosquito es el dióxido de carbono que exhalamos al respirar. No todas las personas exhalan la misma cantidad de este compuesto. Las que tienen el ritmo metabólico más elevado, las de mayor tamaño o las mujeres embarazadas exhalan más dióxido de carbono. Un segundo factor que lleva a los mosquitos a sentirse irresistiblemente atraídos por una persona es el calor corporal: suelen preferir los "objetivos" más calientes.
Curiosamente, el olor de pies es uno de los que más engatusa a los mosquitos, principalmente a los de la familia Anopheles gambiae, a quienes les agrada el olor de un queso llamado Limburguer cheese, cuya bacteria implicada en su producción está emparentada con otra que habita en las extremidades inferiores.
Su sentido del olfato es tremendamente sofisticado. Un estudio del Departamento de Quinca de la Universidad de La Florida, observo que de los 346 componentes químicos que pueden producir olor en las manos, 277 de ellos son susceptibles de atraer a unos u otros mosquitos.
Nuestros señuelos
Entre los componentes químicos que con más frecuencia actúan de radar se encuentran el ácido láctico, el amoníaco y los ácidos carboxílicos. El ácido láctico es el principal compuesto que atrae a los mosquitos Aedes aegypti, una especie que puede ser portadora del virus del dengue y el de la fiebre amarilla, como han concluido diferentes estudios.
El dióxido de carbono que desprendemos al respirar, el calor y la humedad son otros de los radares que utilizan estos insectos para localizar a las víctimas.
El mosquito de la malaria (Anopheles gambiae), otro sobre los que más se ha investigado para frenar el desarrollo de esta enfermedad, es uno de los que más atraído se siente por el olor. Sin embargo, no suele picar a las personas que tengan un sudor fresco, es decir, que comenzasen a transpirar hace pocas horas, sino a aquellas que acumulen el sudor de uno o más días, como concluye este estudio.
Por último, otro estudio más reciente ha señalado que las embarazadas sufren casi el doble de picaduras. Un extremo que podría deberse a que las mujeres que se encuentran en la última etapa de su embarazo exhalan un 21 % más de dióxido de carbono, lo que atrae más a los mosquitos. Es por este mismo motivo, junto a la humedad del sudor, que los ciclistas y runners sufren más picaduras cuando están realizando ejercicio físico al aire libre.