No siempre han existido las cuatro estaciones que conocemos, sino que ha llegado a haber cinco. Antes del siglo XVIII el verano no era lo que conocemos hoy; De hecho, durante muchos siglos ni siquiera el año empezó en enero sino en marzo, precisamente con el comienzo de la primavera.
Todo apunta a que la palabra "verano" viene del latín “verno”, que significa "primaveral o de verano", aunque algunos creen que deriva de “ver, veris”, primavera. En cualquier caso, antiguamente se llamaba así a la estación más larga del año, mientras la estación corta (el resto del tiempo) era el invierno. Tras el Siglo de Oro, al comienzo del verano se le empezó a llamar “primo vere”, es decir primer verano, de donde derivó nuestra "primavera". La época que le seguía recibió el nombre de “veranum tempus”, verano. Y al momento de mayor calor se le denominó "estío".
De hecho, en El Quijote Miguel de Cervantes escribe: "A la primavera sigue el verano, al verano el estío [...]".
Estío deriva de aestas, "hervir", que posiblemente se formó a partir del griego hesta, que significa "fuego".
Decíamos antes que hace siglos había cinco estaciones. Porque la que había justo después del verano (recuerda que significa tiempo de calor suave) se llamaba estío y no otoño. El otoño venía después del estío (estío sí que significaba mucho calor).
De ahí que hoy en día se defina al verano como la época del año de “tiempo estival” o similares.