Desde marzo, han intentado sin éxito obtener una audiencia con el gobernador: “No queremos pedir plan, porque los canillitas toda la vida trabajamos. Queremos hablar con el gobernador para ver qué respuesta nos da él". Basser recalca que la situación se agrava con la desregulación reciente, que permite la venta de diarios en supermercados y aeropuertos. "Esto va a terminar por fundirnos", advierte, subrayando que el 21% de IVA que antes no pagaban ahora deberá cobrarse al cliente “La mayoría estamos pasando por una situación económica muy jodida”, confiesa.
Antes de la pandemia, se vendían diariamente alrededor de 10.000 ejemplares de Norte, mientras que hoy la cifra no supera los 2.500. Eduardo recuerda cómo se vendían bien los libros, pero ahora con el 21% adicional se volverán inaccesibles para sus clientes habituales. “El cliente, la mayoría, está igual que nosotros, alcanza apenas para el puchero", explica, describiendo cómo muchos canillitas en el país están "pasando de ser pobres a indigentes".
A nivel provincial, el panorama es sombrío: “Acá quedan aproximadamente 80 canillitas en Resistencia y 40 o 50 en el interior. Antes de la pandemia, había en la provincia de El Chaco 1.500 canillitas”. Ante la inestabilidad de la profesión, muchos han optado por hacer changas o capacitarse en otros oficios. “Yo, en mi caso, hice un curso de tapicería hace muchos años y tengo un taller en mi casa; hoy vivo de eso”, comenta Basser. Sin embargo, aclara que, para aquellos que se capacitan, “no pueden comprar la herramienta mínima y más necesaria”.
Eduardo también describe el vínculo entrañable con sus clientes, muchos de los cuales han sido fieles por décadas. Relata con emoción cómo una cliente de 45 años tuvo que despedirse del diario para no poder costearlo. "Con lágrimas en los ojos me dijo: 'No quiero porque el diario es mi entretenimiento, pero mi sueldo no me alcanza'. Nos despedimos con un abrazo", cuenta.
“El cariño que nos tiene la gente es grandísimo", expresa con gratitud, recordando que fue vendiendo diarios como pudo educar a sus dos hijos y construir su casa. Para el sindicalista, ser canillita es mucho más que un trabajo: “Por mis venas no corre sangre; por mis venas corre la tinta de los diarios y las revistas”.
Ante el incierto futuro, Basser agradece a quienes los siguen apoyando y apelando a las autoridades a tomar conciencia de esta crisis: “El gobernador o el presidente que tenemos hoy en la República Argentina tendría que salir a caminar un poco, pararse en un puesto de revistas y preguntar la situación del canillita antes de tomar esta medida drástica del 21%. Si llega a implementar esta medida, terminará por extinguirnos a nosotros, y con nosotros se van muchos medios de comunicación editados en papel".
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