Miño explicó que el mono carayá había sido encontrado en la calle cuando era un bebé y que, desde entonces, recibió cuidados constantes durante los últimos 12 años. “Me trajeron al mono de la calle, y lo cuidé con mucho cariño. Lo que me importa es que el mono estuviera bien atendido y en condiciones adecuadas”, afirmó Miño.
La dueña del animal aclaró que el mono estaba en una jaula que ella considera adecuada para él. “No estaba en una jaula de pájaros como se ha mencionado. El mono tenía una jaula grande donde pasaba gran parte del día jugando. Cuando no estaba en la jaula, estaba en un ambiente seguro dentro de mi casa”, explicó Miño. Agregó que el mono se mantenía en una jaula por la noche para protegerlo de cualquier peligro.
Miño también destacó que había estado en contacto con la Fundación Carallaroga, presidida por Verónica Marcon, para buscar un lugar adecuado para la liberación del mono. “Ya habíamos hablado de que el mono iría a la fundación de la señora Marcon, pero aún estaban acondicionando un lugar para él. No me negué a entregarlo, simplemente estaba esperando que se preparara el sitio adecuado”, aseguró.
La propietaria del domicilio criticó el manejo del rescate por parte de las autoridades. “Cuando llegaron, me trataron como una delincuente. El fiscal y el personal policial no estaban preparados para manejar la situación. Fue un proceso confuso y estresante”, comentó Miño. Explicó que el allanamiento se realizó sin que se le mostrara claramente la orden judicial y que el personal no contaba con los elementos adecuados para trasladar al animal.
Miño también expresó su preocupación por la falta de comunicación durante el operativo. “Nadie sabía a dónde iba a ir el mono después del rescate. Todo el proceso estuvo lleno de incertidumbres y errores”, concluyó.
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