El frío es una sensación, una percepción de nuestro cerebro que se produce en la zona del hipotálamo, donde se regula la temperatura de nuestro cuerpo. Su principal función no es otra que controlar que nuestra temperatura no baje (ni suba) bruscamente ni que perdamos energía. Es decir, si hace frío, la reacción propia del cuerpo es bajar la temperatura de nuestra piel para que, de esta forma, nuestro calor no se 'escape'. Ahora bien, cuando la sensación de frío no se relaciona con las bajas temperaturas en el exterior es cuando puede significar algo más.
Las diferencias entre unas personas y otras en cuanto al frío pueden tener varias causas, y una de ellas es el "grosor" de la piel, que protege y aísla a los órganos. Es decir, las personas delgadas tienen, por lo general, más frío porque su piel es más fina y, por lo tanto, protege menos. El sexo femenino suele ser más friolento.
Algunas investigaciones han encontrado que aquellos que se sienten solos tienden a percibir los espacios como más fríos, y que ver a una persona tiritando ejerce una suerte de 'contagio' y nos hará sentir más frío.
Otro de los motivos puede ser el cansancio o agotamiento. En otras ocasiones, puede ser síntoma de alguna enfermedad, desde gripes o resfriados hasta infecciones más severas o problemas circulatorios, casos en los que lo mejor es acudir al médico.
¿Cómo dejar de ser friolento?
En la mayoría de los casos, y siempre que la condición de friolero no implique alguna enfermedad seria, se puede dejar de serlo cambiando el estilo de vida: comiendo mejor, haciendo ejercicio y reduciendo el estrés diario.
Así por ejemplo, un poco de ejercicio activará el metabolismo y conllevará el movimiento de los músculos. Estos, mientras se mueven, producen calor.
El hígado también tiene mucho que ver, el 20% del calor de nuestro cuerpo es producido por este órgano, por lo que los expertos aconsejan "tratarlo bien" y no abusar del alcohol.
También hay una forma básica de evitar el frío: abrigarse y tomar alimentos y bebidas calientes, así como aumentar la temperatura del ambiente y tomar una buena ducha. Puede que no evite la condición de 'persona friolera', pero evitará esa sensación, al menos de forma momentánea.