Al respeto, el participante turco, Emra Önal, señaló: “Estoy muy feliz de estar en Resistencia, una ciudad con muchas personas interesadas en nuestro arte, es muy bella, hay mucha naturaleza, me encantó, la gente es maravillosa, me siento valorado”.
Algo parecido manifestó la neocelandesa Anna Korver, asegurando: “Me siento bien, conocí mucha gente, nos trataron como estrellas de rock”. “No pude ver mucho Resistencia pero las pocas que lo hice me parecieron hermosas, hay puntos muy similares a mi país, me llevo recuerdos muy hermosos”, aseveró.
Otro de los escultores es el español Carlos Iglesias Faura, quien reconoció: “Resistencia es una ciudad con gente acogedora, además con una organización de 10 para un evento de esta magnitud, es impresionante”. En lo referido sus expectativas de cara a la competencia central, dijo no saber cuál será la decisión del jurado porque “levantas la cabeza, miras todas las esculturas de los compañeros y son todas espléndidas”.
Algo aún más profundo se produjo con Alejandro Mardonez Guillen; quien dijo tener la suerte de haber llegado desde Chile unos días antes del concurso para ambientarse y conocer un poco más de la ciudad. En cuanto al trabajo que está, dijo llegar al séptimo día de Bienal “muy feliz” y “estresado”.
El chileno comentó con una sonrisa que ya ha hecho amigos en Resistencia y está planeando regresar con su familia en las vacaciones; agregando que en nuestra ciudad encontró “un diálogo horizontal muy bonito, con mucho cariño, respeto y aliento”.
“Me dejó impactado el cuidado que se tiene de las esculturas, la gente las respeta, las cuida, y eso tiene un valor incalculable”, subrayó.