Los primeros años de la Bienal Internacional de las Esculturas, comenzó con concursos que tuvieron a escultores argentinos de primera línea a nivel superativo. “Grandes nombres que hoy están aquí, muchos en el parque de las Esculturas o distribuidas por las calles de la ciudad”, expresó Matta.
Rememoró los comienzos, destacando la apropiación que hizo la gente litoraleña ante este evento: “fue muy democrático porque no había diferencias sociales en lo que hace a la concurrencia”.
En aquellos tiempos, la Bienal tenía la participación de veinte escultores, que dejaron sus obras al resguardo de los resistencianos, desde el corazón de la ciudad como era la plaza 25 de mayo.
El impulsor en primera instancia de este evento de impactantes magnitudes, fue el escultor Efraín Boglietti, quien acuñó como hijo a Fabriciano Gómez. “Había mucho empeño, dedicación, muchas ganas”.
“Este concurso anual fue un grupo de personas que se fue consolidando y consiguió llevarlo adelante”
Tiempos donde la tecnología no era como una herramienta fundamental de comunicación, sino que las personas se hacían en base a la experiencia, como viajes. “Había que creer que acá en Chaco se podía hacer”
Desde el centro del país, muchos cuestionaban esta premisa, si iba a ser posible un evento de estas características, qué nivel tendría.
La propia periodista especializada en Cultura le dio esa denominación, señalando que uno tiene que darles las herramientas a sus hijos para que aprendan a volar. Ella es intérprete simultánea de múltiples lenguajes.
Por su parte, Cristina, que también recorrió varios países del mundo, señaló que no hay que idealizar que existe el país de las maravillas, todo está muy complicado en cualquier lugar del planeta, quizás sí se considere que algunos estados tengan mejor organización que Argentina, una tradición de años de historia.
Cuando uno parte, lo primero que hay que hacer es integrarse a una sociedad para no ser el diferente, aunque siempre será el extranjero; aprender la lengua como punto básico.
“Yo creo que mucha gente va a llegar muy lejos, y esta nueva generación es la generación del click”, señalando que todo está a las manos de los jóvenes de una manera más fácil y sin mayores esfuerzos, pero allí recae el sentimiento de frustración, cuando las cosas no se logran como esperan.
Para Cristina, ya en un ámbito más personal, señaló que en la bienal del año 2022, donde los escultores trabajaron en mármol, lo sintió como un material más frío, y donde hicieron modificaciones sobre un bloque. “No lo descompusieron, y no incorporaron otros elementos (que estaban permitidos por reglamento) entonces eran más clásicos todos los bloques, las obras que resultaron allí”.
“El metal, lo que te permite es: te dieron varias chapas y vos ves ahora una diversidad de formas y de movimientos que me gustan”
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