“The living years” alcanzó el “número 1 en la lista Billboard Hot 100“de EEUU, así como en Australia, Canadá e Irlanda; Llegó al número 2 en Reino Unido y al 13 en Alemania.
Mike era Mike Rutherford, que se acompañaba de otros músicos, no por eso de menor talla, como el ya fallecido Paul Young, o el conocido cantante Paul Carrack. Si bien su primer álbum tuvo bastante éxito, es con este segundo, llamado “Living Years” (los años vividos), con el que obtuvieron una gran repercusión mundial, sobre todo gracias a este tema intimista, que da título a su disco y que relata magníficamente las dificultades de la comunicación entre padres e hijos: los conflictos generacionales.
Mike Rutherford comenzó en la música a los 15 años, fundando Génesis junto a Peter Gabriel y Tony Banks. Precoz que era el chico… Hay multitud de versiones de esta canción, desde estilo reggae hasta country o góspel.
Cuando le preguntaron en una entrevista a Mike Rutherford qué fue lo que inspiró para componer The Living Years, contestó: "La letra fue escrita por B.A. Robertson y la canción cuenta algo que él vivió. Perdió a su padre y trata de la falta de comunicación que había entre su padre y él, antes de morir. Es una ironía del destino, ya que tuvo un bebé justo después de perder a su padre. Curiosamente, a mí me sucedió lo mismo. Por eso esta canción significa mucho para mí:
“Dilo alto, dilo claro
Lo puedes oír tanto como escucharlo
Es demasiado tarde cuando ya hemos muerto
Para admitir que no estábamos de acuerdo”
The Living Years nos invita a reflexionar sobre el poco tiempo que nos da la vida. Tan escueta es, que debería ser aprovechada intensamente, no malgastándola estando a la defensiva, perpetuando rencillas, que a la larga enrarecen todo. Deberíamos confiar en nuestros padres, lograr que nuestros hijos lo hagan con nosotros, no ocultando nuestros sentimientos y dejar de tener ese temor absurdo a decir todo aquello que sentimos, a quien tenemos tan cerca y a quien les debemos todo. No lo vemos, pero el tiempo se nos va escapando, como un puñado de arena entre las manos y si no lo cambiamos, tal vez llegue un día en que todo será demasiado tarde.