Tras la reciente reunión, un vocero de la protesta, Ramón Amarilla, suboficial de Policía, calificó la propuesta gubernamental como “una vergüenza”. “Lo que ofrecieron fue irrisorio y no se asemeja a lo que necesita un oficial de policía para superar la línea de pobreza”, declaró Amarilla. La falta de voluntad política fue subrayada como el principal obstáculo para llegar a un entendimiento.
Los policías, que se han sumado a las múltiples voces de reclamo en la región, insisten en que su situación es insostenible. “Es una vergüenza lo que nos ofrecieron”, reiteró Amarilla, enfatizando la insatisfacción generalizada entre los manifestantes. Con un tono de desesperación, expresó: “Esto va a estar muy jodido, ahora cuando vamos allá a decir no sé qué va a pasar”.
El acampe, que ya lleva ocho días, continuará hasta que se logre una respuesta satisfactoria. “Estamos acá para que nos escuchen. Esperamos que tomen conciencia de lo que está ocurriendo”, añadió el vocero, reflejando la determinación de los policías en mantener su protesta hasta obtener una solución justa.
Mientras tanto, la tensión sigue en aumento, y la comunidad mira con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos, que evidencian la profunda crisis en la seguridad y las condiciones laborales de los agentes en Misiones.
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