Esta planta ha sido cultivada durante siglos, no solo para usarla en cocina sino, además, como medicina natural. Sus orígenes son muy lejanos, provienen de China donde fueron cultivadas durante dos mil años, y es en el siglo XVI que logra comenzar a expandirse por la comunidad europea. Hace 150 años atrás, el cebollín se veía como hierba silvestre; Actualmente, es muy común encontrarlos alrededor del mundo y en distintos lugares de ellos.
Está compuesto de vitaminas A, B, C, minerales como calcio, potasio, yodo, fósforo, zinc, magnesio, selenio, hierro, así como también de fibra, ácidos grasos poli insaturados y ácido fólico. Es una planta muy baja en calorías (30 kcal por 100 gramos) y es una gran fuente de agua (100 gramos contienen 90,6 gr de agua).
¿En qué nos beneficia su consumo?
Reducir el colesterol: sus propiedades antioxidantes colaboran en la inhibición de enzimas en las células del hígado reduciendo así los niveles de colesterol.
Mejorar el sistema circulatorio: contiene sustancias que reducen los endurecimientos de los vasos sanguíneos gracias a que libera óxido nítrico, por lo que ayuda a reducir la presión arterial, y prevenir la formación de coágulos que compliquen los vasos sanguíneos. La buena circulación ayuda a reducir los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares.
Fortalece el sistema inmunológico: gracias a su alto contenido de vitamina C y propiedades antibacterianas protege y refuerza el sistema inmunológico. Según algunos estudios el cebollino también tiene propiedades antibacterianas que combaten enfermedades como la salmonela.
Mejorar el sistema digestivo: tiene alto contenido de fibras que favorecen la salud digestiva y sus procesos.
Fortalecer los huesos: por su contenido de calcio y vitamina K, favorece la salud de los huesos.
Para el embarazo: contiene ácido fólico, uno de los principales compuestos en la formación de ADN, imprescindible para los primeros meses de gestación.
Combate el cáncer. Entre ellos, el consumo de cebollino está directamente relacionado con la prevención del cáncer a nivel general, y con el de esófago y de estómago en particular (al igual que el ajo o la cebolla). Una revisión de estudios del 2015, informa que comer vegetales “allium” puede reducir el riesgo de cáncer, particularmente cáncer gastrointestinal.
Memoria y la actividad cerebral. Se ve favorecida gracias a los antioxidantes, minerales y vitaminas que aporta. El cebollín contiene una pequeña cantidad de colina (0.16mg por cucharada), la cual ayuda con mejorar el estado de ánimo, la memoria, el control muscular y otras funciones del cerebro y del sistema nervioso.
Salud ocular. Las cebolletas también contienen luteína y zeaxantina, que son carotenoides. Según algunas investigaciones, la luteína y la zeaxantina se acumulan en la retina del ojo para ayudar a prevenir la degeneración macular relacionada con la edad. Esto significa que comer alimentos ricos en estas sustancias podría beneficiar la vista.
Fuente: Diario22.ar, Medline Plus y Archivo personal
Consultor Medico: Dr. Rene A. Triviño G. - M.P. 5812