Aclarando que en tal versión son obviados muchos elementos esénciales del cuento original; La curiosa interpretación psicologica de lo acontecido con la trama del cuento, sería la siguiente:
La madrastra representa al mundo, con sus constantes dificultades y maldad imperante, que pretende adueñarse de nuestra atención.
Blancanieves representa al ser humano que debe escapar de la malvada reina y así empezar el proceso que le permitirá encontrarse consigo mismo, llegando a identificar y reconocer a los “siete pecados capitales”, que son aquellos a los cuales nuestra personalidad humana está inclinada; Estos están simbolizados por los siete enanitos:
Sabio o Doc, representa a la soberbia, el deseo de recibir altos honores y gloria a cualquier costo, creerse superior a los demás. La humildad es la virtud para vencerla.
Mocoso o Estornudo, representa la avaricia, el deseo desmedido de acaparar las riquezas materiales, sin importar el daño causado al prójimo. La generosidad es la virtud necesaria para vencerla.
Mudito o Tontín, representa la lujuria, el apetito sexual que nos convierte en esclavos y tontos. El autocontrol logra el dominio de los apetitos sexuales anormales.
Gruñón, representa la ira, que genera la dificultad para aceptar contrariedades o vivir en permanente descontento y odio a los demás. La paciencia es la virtud para vencerla.
Feliz o Bonachón, representa la gula ante la comida y la bebida. La templanza es lo que permite la moderación en el comer y beber.
Tímido, representa la envidia, el vivir resentido por las cualidades, bienes o logros de los demás. La caridad conlleva a desear y hacer siempre bien a los demás.
Dormilón o Ñoqui, representa pereza, el desgano por obrar en el trabajo o por responder a los bienes espirituales y hacer el bien a los demás. La diligencia promueve el hacer el bien sin mirar a quien.
No podemos olvidar al príncipe, quien le da un beso a Blancanieves y le devuelve la vida. El ser humano seguirá en su “infierno psicológico” a menos que trascienda sus “egos”; Eso se logra avanzando en el camino de la vida, con el amor más puro, incondicional y real, aquel que debemos tener con nosotros mismos.
No son tan inocentes, ni tan desprevenidos los cuentos infantiles. En realidad, son muy pocos los que no guardan profundas verdades y misterios, quizás ahora sea usted amigo lector el que lea los cuentos infantiles, no sólo para provecho de los pequeños, sino para el suyo propio.