La familia de Cristian Schaerer sostiene haber obtenido información precisa sobre la ubicación de sus restos, lo que ha llevado a autoridades internacionales a iniciar una excavación en Paraguay en busca de los mismos.
El joven Cristian Schaerer, fue secuestrado la medianoche de septiembre de 2003 en la puerta de su casa, en el barrio Las Tejas de la ciudad de Corrientes. Se cree que la organización criminal que lo secuestró trasladó al joven por diversos puntos de la región, incluyendo Brasil y Paraguay, y cobró un rescate de más de 277.000 dólares, a pesar de no haberlo entregado nunca.
Según el relato del padre explicó que, todo surge tras la detención de una persona que estaba siendo buscada hace 17 años, identificado como Ariel Ibáñez por el caso de Cristian y también por haber asesinado a sus suegros.
A raíz de eso, la mujer de Ibáñez comentó sobre su participación en el cuidado de Cristian cuando lo tenían secuestrado en Paraguay, la región de Itapúa. Allí la mujer relató en una declaración muy larga de 70 páginas, lo cual quedó para expediente del caso. De esto ya han pasado más de 15 años.
En efecto, tras la detención de Ibáñez un testigo encubierto comentó que sabía dónde estaba Cristian y nos brindó un dato concreto sobre el lugar donde estábamos trabajando. El relato coincidió con la testificación de la ex mujer de Ibáñez.
El lugar, es un campo que quedó en herencia a cuatro hermanos, donde hay vecinos que están vinculados al secuestro de mi hijo desde aquella época. Es un espacio despoblado. De manera particular, el padre alertó, "nuestra esperanza nunca se diluyó, al contrario, cada vez que aparece algo nuevo, se renueva, pese a que lo buscamos hace muchos años”.
Si bien toda la zona está cubierta, pero tras 20 años, “hubo muchas modificaciones que estamos teniendo en cuenta, por las desviaciones y los cursos de agua, que pueden haber intervenido en el cambio geográfico del lugar”.
El secuestro de Cristian fue extorsivo, con la finalidad de obtener dinero aprovechando nuestra vulnerabilidad. “17 años después varios miembros de la banda fueron capturados, los hechos fueron claros y lograron condenar a todos los involucrados”.
No obstante, pese a los años, ninguno de los condenados comentó el lugar donde estaba su hijo. "Nadie quiere hablar porque no quieren agravar su situación”.
La búsqueda va a seguir "hasta que logremos sacarnos todas las dudas de que no está o que lo encontremos. Haremos todo lo que tengamos que hacer. El ingeniero y uno de los herederos de la propiedad no dio toda su complacencia para buscarlo".
"Nosotros necesitamos encontrarlo para darle una cristiana sepultura, para tener un lugar donde llorarlo, conmemorarlo, y homenajearlo. No tenemos nada".