Pero, ¿qué efectos colaterales “no funcionales” puede ocasionar?
Altera la concentración. Varias investigaciones han probado que las personas que se encuentran profundamente enamoradas tienen más dificultad para llevar a cabo tareas que requieran atención y concentración. "Cuando se empieza una relación, la mayoría de personas notan que les resulta más complicado mantener la atención en las tareas, ya que emplean una gran proporción de los recursos cognitivos en pensar en su amante", asevera en un artículo el investigador Henk van Steenbergen, de la Universidad de Leiden, Países Bajos.
Te atonta. Si bien no ocurre en todos los casos, es un patrón bastante repetitivo. De hecho, a veces llega a despertar rasgos parecidos a los de un trastorno obsesivo-compulsivo, en que la persona piensa en su pareja gran parte del día y llega a sentir esto como algo invasivo. En otros casos, la necesidad de tener al otro cerca puede incluso derivar en conductas disfuncionales, como perder la concentración y gastarse todo el tiempo en pensar en esa persona especial.
Falsa percepción de felicidad. Suele incluir muchas ilusiones y fantasías de felicidad con la otra persona. El otro pareciera que viene a llenar un vacío en nuestra vida, nos revoluciona sexualmente y promete una estabilidad emocional. Todo eso despierta, naturalmente, mucho entusiasmo”.
Te llena de euforia. Las imágenes por resonancia magnética (MRI) así lo demuestran. Cuando estamos enamorados, se activan en el cerebro las mismas redes neuronales que se vinculan a las sustancias psicotrópicas, causando este estado de euforia y pérdida de la noción del tiempo y la realidad. “Durante el enamoramiento, es posible sentir una exaltación intensa, parecidas a las que se experimentan al consumir sustancias psicoactivas”.
El enamoramiento enceguece. Se ha demostrado que una persona que ha estado pensando en su amante aparta inconscientemente la vista de otras personas atractivas. Este fenómeno es conocido como sesgo de atención inconsciente. No vamos a entrar en debates, porque queremos que disfrutes de esta visión tan maravillosa de tu amado, pero queremos advertirte que antes o después se te caerá la venda de los ojos y puede que te lleves más de una sorpresa.
Te hace más valiente e imprudente. Los cuentos dan fe de una vasta literatura en que los protagonistas masculinos arriesgan su vida para conseguir a su amada. Ciertos estudios han demostrado, al respecto de esta cuestión, que los varones tienen mayor predisposición a correr riesgos serios para su integridad física en aras de conquistar a su pareja (o a un potencial amante).
Deseo de contacto físico. Se presenta un fuerte deseo de contacto físico e intimidad con la persona de la que uno se ha enamorado, ya sea en forma de abrazo, en besos, caricias y/o relaciones sexuales.
Deseo de reciprocidad. Con deseo de reciprocidad nos referimos al anhelo de que el otro individuo también esté enamorado de nosotros.
Temor al rechazo. Cuando uno se enamora de alguien no puede concebir la idea de que el otro no sienta lo mismo. Se teme ser rechazado por la otra persona.
Nervios y ansiedad. Cuando se tiene cerca a aquella persona de la que se está enamorado se sienten signos de ansiedad y nerviosismo, como aceleración del corazón, tartamudeos e incapacidad para hablar con claridad de lo nervioso que se está.
Interés por los gustos de la otra persona. La atracción hacia aquella persona especial nos hace interesarnos por cuáles son sus gustos, intentar imitarlos para así hacer que él o ella también sienta interés por nosotros.
El enamoramiento tiene fecha de caducidad. Hay cierto debate sobre cuándo se deja de estar enamorado, pero de lo que no hay duda es que habrá un momento en el que se dejará de sentir las emociones tan intensas que había al principio, y es totalmente normal. Hay quienes dicen que esta fase dura entre 2 o 3 años, mientras que los hay menos idealistas pero basados en la evidencia científica que es que el enamoramiento dura entre 6 y 8 meses.
Fuente: Diario22.ar, Medline Plus y Archivo personal
Consultor Medico: Dr. Rene A. Triviño G. - M.P. 5812 - Medicina Integrativa