Dios de Dioses, para Leo Messi jugar entre terrenales no es más que un trámite. De hecho, en el PSG parecería disfrutar más ponerse el equipo al hombro cuando no están Mbappé ni Neymar. Por supuesto que juntos conforman el mejor tridente del planeta, pero de ahí a que sean ciento por ciento complementarios hay un largo trecho. Especialmente con el francés, empecinado en ser el as de espadas del equipo aun cuando es Leo el mejor de todos, el campeón del mundo. Son pequeños detalles que lo confirman. Este miércoles, por caso, el doble penal errado por Mbappé lo deja en evidencia. Pero la noche del 10. Del 30, en realidad. El 7 bravo salió reemplazado llegando a los 20 minutos y el PSG se convirtió en uno más humano. Messi terminó atacando junto al joven Hugo Ekitike y volvió a mostrar una gran versión. De hecho, el argentino es hoy el mejor de las estrellas del equipo.

Leo volvió a ser el jugador participativo que tanto bien le hace el PSG. Se asoció con sus compañeros -especialmente con Ruiz- y también gravitó en los metros finales. A tal punto que antes de hacer el golazo ya le habían anulado el 1-0 mediante el VAR por posición adelantada. La Pulga estaba más de un pie adelantado cuando partió el centro de Hakimi para definir ante la salida del arquero. Pero ya había avisado ante un Montpeller que no se escondía e intentaba jugar.

Ya en el segundo tiempo, y luego de que Ruiz abriera el partido, llegó lo mejor. Messi picó en cortada dentro del área y el propio ex volante del Napoli lo encontró. Prácticamente sin espacios, Leo le cruzó la pelota al arquero ante su salida y la pelota entró lentamente. Una calidad notable para definir con tan poco espacio dentro del área y poner el 2-0 de lo que terminaría siendo un 3-1 con el descuento local cerca del final y el tercero del PSG ya en tiempo adicionado.

Fuente: Olé