Sin embargo, no siempre estuvieron para nosotros. De hecho, hace no tanto ni siquiera existían los fines de semana. Estos, en un principio, no fueron el sábado y el domingo, sino domingo y lunes. Varias razones dieron lugar a que se estableciese así. Por un lado, la presión de los sindicatos, que ya enarbolaban lemas de legítimo derecho al descanso, influidos y envalentonados por las ideas de Marx y la primera internacional (celebrada precisamente en Londres en 1864). En segundo lugar, el afán de cultivar a la clase trabajadora por parte de los organismos religiosos e institucionales, ya que la mayoría de ellos por aquel entonces dedicaban su tiempo libre al vicio y al placer. Con el paso del tiempo los días se modificaron, y ciertamente Karl Marx tuvo mucho que ver en el hecho de que puedas disfrutar de dos días libres, pues instauró las ideas para avanzar hacia una sociedad cada vez más emancipada del trabajo.
Pero, aunque los fines de semana son sin duda un oasis de placer tras cinco días de arduo esfuerzo físico o mental, no pueden compararse con unas buenas vacaciones. La palabra como tal deriva del latín 'vacans', participio del verbo vacare: ‘estar libre, desocupado, vacante’, es decir, como tales, surgieron en la Antigua Roma. Pero dejaron de ser un privilegio hace relativamente poco tiempo. En el siglo XVIII los aristócratas europeos solían viajar por el mundo, ya fuera para vivir aventuras o buscar fortuna en otros lugares, pero el resto de la sociedad no tenía este honor.
En el siglo XIX fue cuando, gracias a la revolución industrial, las clases menos pudientes pudieron comenzar a 'pellizcar' un poco de eso que había sido antes un privilegio además de estipular tiempos de descanso para las personas, como antes señalábamos, también se democratizaron los viajes en ferrocarril pues se desarrolló durante la época, haciéndolos más accesibles. Porque, no nos engañemos, la concepción de las vacaciones actual implica viajar o desplazarse a otro lugar.
Sin duda, son un derecho y un privilegio por partes igual, y no queda otra que disfrutarlas como se merecen; Así que, si has llegado hasta aquí, pásalo bien en tus próximas vacaciones.