Si bien los ratones pueden comer queso, es muy poco común que lo prefieran como alimento, ya que sus principales fuentes alimenticias se inclinan por otra rama de productos.

Los ratones son animales herbívoros de preferencia, capaces de comer cualquier cosa, éstos prefieren alimentos altos en carbohidratos, pero se ha visto especialmente en tiempos de hambruna, que incluso se llegan a alimentar de sus propias crías o a comerse sus colas, tendencia poco usual pero existente.

En ocasiones los ratones llegan a destruir papel, bolsas, paredes, cartones, entre otras cosas. No porque esto signifique para ellos una fuente de alimento, pero sí como material para la construcción de sus nidos y madrigueras.

Se dice que este mito surgió en Suiza. La tierra del chocolate y la leche, donde en la edad media se fabricaba gran cantidad de queso y de productos lácteos. Al ser un día la ciudad infestada por miles y miles de ratones, los pobladores atribuyeron al queso, “supuesto manjar predilecto” la causa de dicha aglomeración de roedores.

Con el tiempo se comprobó que no había sido el queso la razón del arribo de estos pequeños visitantes, sino la suciedad en la que vivía sumida la ciudad. Otros explican esta aseveración ya que en los períodos en los que en las zonas campestres de Europa se hacía queso y se dejaban fermentar, las ratas se allegaban en grandes cantidades por lo que el razonamiento lógico era pensar que éste era un alimento privilegiado para estos pequeños seres, pero luego se demostró que era el olor fuerte los que les atraía y no su preferencia por el producto en sí.

Así que si tú creías que los ratones eran los que se comían tu queso, yo miraría al gato que prefiere en demasía los productos derivados de la leche.