Nuestras emociones, como son la ira, el enojo, la tristeza, la alegría, la sorpresa y el miedo, se estimulan en la amígdala cerebral. Esta región cerebral es un carácter heredado de nuestros antepasados cavernícolas, el cual, y sin percatarse del mismo, repercutía en sus actividades mediante impulsos externos, del ambiente, en ese tiempo se expresaba en forma de lucha y de fuga ante factores de peligro, era la época de la supervivencia.
Entonces, al recibir los humanos un estímulo externo, reaccionamos de acuerdo a nuestras emociones, comandadas por esa amígdala heredada.
“Las emociones en realidad, no son algo que podemos manejar. Las emociones son impulsos para actuar, no podemos decidir qué sentir.” – inició la entrevista la docente.
Hay que aprender a identificarlas, a reconocerlas para poder manejarlas, a eso se debe la educación emocional. Las emociones son sumamente necesarias, porque nos ayudan a sobrevivir, entonces se habla que las emociones son todas buenas, porque en algún momento fueron de utilidad ante una situación causal.
Desde una mirada objetiva hacia la educación, se puede ver cómo se ha avanzado en los conceptos que se manejan frente a este tipo de aprendizaje. Tiempo atrás, se creía que lo único que se aprendía era la cognición, el cerebro como órgano pensante y control humano, que no tiene relación alguna con las emociones, pero este punto de vista no sirvió para aprender.
“Las emociones son las guardianas del aprendizaje […] La emoción es el pegamento del aprendizaje.” – añadió.
La profesora llevó una actividad para ser ejercitada por la mesa de las mañanas, tarea que busca despertar en los estudiantes emociones mediante imágenes, con la intención de determinar que las emociones también son producto de estímulos organolépticos, y los conductores de las mañanas de NG Federal la transitaron indudablemente.
El docente debe saber cómo funciona el cerebro del alumno, cuánto tiempo de atención máximo permite ese alumno, qué pasa con la memoria del mismo, muy necesaria para la relación con las emociones. Existen muchas estrategias para comenzar captando la atención de los estudiantes, o bien para retomar conceptos ya manipulados con anterioridad, siempre evitando llegar al miedo ante cualquier circunstancia compleja, por ejemplo, una evaluación. El miedo es una de las emociones que bloquea el aprendizaje.
La empatía en la relación enseñanza aprendizaje es fundamental a la hora de compartir nuestros días con los estudiantes, es la capacidad de captar lo que al otro le está sucediendo a nivel subjetivo, es tratar de buscarle una solución o bien compartir logros con mi par, pero siempre estableciendo una conexión orgánica con él o ella, con mi otro.