El alzhéimer se caracteriza por un deterioro de la capacidad del sujeto para controlar sus emociones, desenvolverse en su entorno de acuerdo a unas pautas de conducta normales, y coordinar adecuadamente sus movimientos y memoria, entre otros trastornos.
Por lo general, suele hacer su aparición a partir de los 65 años –aunque también puede darse en personas más jovenes–. Se trata de una enfermedad en la que la familia y el entorno del afectado juegan un papel fundamental, tanto en la identificación temprana de posibles síntomas que ayuden a realizar un diagnostico precoz, como en el cuidado y manejo posterior del paciente.
"No podemos frenar ni curar esta enfermedad, pero sí podemos ayudarlos a tener una mejor calidad de vida y contención.", afirmó la geriatra Verónica Silva. "Es muy difícil dar un diagnóstico sobre el alzhéimer. Pero sí lo que podemos hacer es hacer la diferencia entre la declinación cognitiva y la demencia.", afirmó.
En la actualidad hay más de 700.000 afectados en nuestro país, diagnosticándose anualmente 40.000 nuevos casos, sin embargo, los expertos en neurología estiman que alrededor del 30-40% de los casos podrían estar sin diagnosticar, sobre todo porque tan solo están identificados dos de cada diez casos que aún están en fases más leves.
Los primeros síntomas del alzhéimer abarcan un amplio rango de trastornos cognitivos y conductuales. Muchos de los signos que podemos observar en las etapas más precoces de la enfermedad pueden ser fácilmente confundidos con los signos típicos del envejecimiento, por lo que conviene conocerlos y saber diferenciarlos.
Uno de los más claros que suelen asociar al alzhéimer pero también con la vejez podría ser el comenzar a olvidar cosas, actividades que iba a hacer o nombres de personas. Esto puede ser normal a cierta edad, por ejemplo olvidar el nombre de un compañero de trabajo, un vecino o del panadero, y sin embargo recordar que trabaja contigo o que vive en el quinto. Mientras que una persona con síntomas de alzhéimer también olvida el contexto, es decir, probablemente no recordará su nombre, pero tampoco que es su vecino o su tendero.
"Frente a este tipo de dificultades, lo ideal es visitar (primero) a un médico geriatra. El médico geriatra determina si estamos ante un proceso normal o patológico y este médico sirve de nexo con otros especialistas.", detalló la Dra Silva. "No solamente vemos la parte clínica, sino también la parte social y afectiva de la persona.", detalló.
Diario21.-